lunes, febrero 27, 2006

XIII.- Mañana es 14...



Paris, 13 de Febrero.

Mí amado caballero Cyrano de Bergerac:

Primero he de referirme a su última carta, la cual no era para mi, "MI ELLA ES", pero es la que estará prendida de mis sentidos, de mi existencia, porque en ella, más que hablarle de mi a los respetuosos amigos que Dios ha puesto en mi camino para cuidarme en su ausencia, me habla del amor que nos cobija y de su nobleza. Y tiene usted razón mi señor, ELLA, esa que soy yo, si llora y llora de alegría y llora por las cosas que ponen a prueba nuestra valentía, nuestra capacidad para entender que Dios es quien hace que se haga y lloro por ese manojo de espigas de oro que ha puesto a mis pies.

Amado, lo otro que quiero referirle es que me encontraba pensando que dentro de muy pocas horas, será de nuevo un día 14 y una nube triste, pero muy frágil flotaba en mi cielo azul. Recordaba nuestra intención de vivir cada día 14 juntos, además, dicen los aldeanos que mañana se celebra el día del amor. Eso, aunque yo no lo entiendo, me puso a imaginar cosas que debería hacer mañana para celebrar por nuestro aniversario y por el día del amor, pero desistí de la idea mi amor, ya que creo ilógico pensar en algo que nosotros celebramos cada instante de nuestras vidas.

Sé que no será posible que mañana nos veamos, y aunque eso golpea mi corazón, me llena también de mayores ansias por ese encuentro que pronto la vida nos regalará. Mañana, amado mío, recorreré las plazas y parques que rodean nuestra bella ciudad y pondré especial atención en las parejas que encuentre a mi paso, tomadas de las manos, con sonrisas de colores, calmando la sed en los labios, quizás esperando el descuido de quienes les ven para acariciar sus cuerpos... y en cada una de ellas veré nuestras vidas. Pero querido primo, no crea que permitiré que la nostalgia y la añoranza me invada, no!, por el contrario, sonreiré mi señor, al acariciar la certeza de que nuestro amor está por encima de fechas, de tiempo, de espacio... está por encima de presentes, de regalos, de presencias, ya que este amor está dentro de nuestras vidas y se dibuja ante los hombres en el cielo azul, en la sonrisa de las estrellas , en las caricias del viento...

No nos veremos amor, pero mañana al despertar estará usted prendido en mis ojos, y quiero que sepa además, que en ese preciso instante mis pensamientos volarán hasta usted para entregarle tan solo uno de mis besos. Mañana amado mío, a medida que transcurran las horas, sepa usted que le amo y que pienso en que quizás ahora somos cuerpo sin cuerpo, pero recorreré minuto a minuto esta espera que pronto acabará y así la fría desnudez terminará. Me imaginaré palpando el traje con el cual usted me cubrirá, cerraré mis ojos para recorrer su aprendido rostro. Sentiré el olor de sus besos de fuego, comenzaré a temblar y arrojaré al foso el miedo que me viste cuando no estoy en sus brazos, porque pronto, mi cielo, seremos cuerpo con cuerpo, dos cuerpos desnudos pero vestidos para siempre de existencia.

Por siempre suya. Su amada Roxana.

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