domingo, agosto 19, 2007

XV.- Mis viajes con Scherezade... revelar el amor.


París, 5 de Marzo de 2004.

Mi amado Cyrano:

En este momento sólo me acompaña la tenue luz de mi candil, mi pluma, mi tintero y este pergamino... afuera la brisa espera mis letras para que vuelen en alas del tiempo hasta usted, mientras pienso en su ultima misiva, llena de remembranzas de su niñez y no puedo evitar que el rictus en mis labios delate la alegría por imaginar en mi cielo a un niño que desde siempre ha transitado en un jardín de caballos alados con su espada, sirviendo a los deseos del amor.
Me confiesa que todos estos relatos pertenecen a su intimidad... es entonces que he decidido ascender a una alfombra tejida con hilos de sueños y rememorar lo que ya estába escrito, hablarle un poco más de su pequeña.
En realidad puedo resumir mi niñez con pocas palabras, mi señor, porque usted ya sabe que fue corta, que siendo aún niña tuve que destejer mis crinejas y hacerme un apretado moño, pero si me habla de sus andanzas con ese testigo de la primera vez, hablaré un poco de mis paseos con quien me habló de su existencia también por primera vez.
Le cuento que mi madre acostumbraba cada noche, con la mágica realidad de su presencia, reunir a sus tres muñecas de verdad y pintar con palabras un mundo fantástico y hermoso. Así lograba trasladarnos a rincones increíbles. En uno de esos viajes conocí a una linda doncella, realmente cautivante y con un ingenio indescriptible. Recuerdo que su mirada reflejaba sabiduría y llegué a admirar su talento, aún más, cuando de manera casi imperceptible tomaba cada palabra de mi madre y continuaba ella el relato. El nombre de esta doncella es Scherezade.
Cielo, fue a Scherezade a quien por primera vez escuché hablar de amor y pasión. Recuerdo que era un relato sobre Unsal-Wudjud y su amada. He de confesarle amor, que no entendí claramente y le interrumpí para preguntarle que era amor. Ella me dijo:

--“Has de saber que el amor es algo muy duro, que ocultarlo causa un dolor capaz de derretir el hielo, es causa de enfermedades y sufrimientos, mientras que por el contrario, nada puede reprocharse a quien revela la pasión que siente”

-- Si duele, no quiero saber de amor!!! -le dije.

-- No podrás ya evitarlo, esa historia ya está escrita, pues hace más de mil y una noches que ÉL te ha presentido.

-- ¿Qué? ¿Quién es él? ¿Qué tiene que ver con amor? -le pregunté.

-- No te afanes niña, ese día, que ya está escrito, escucharás una dulce voz que te pedirá tu llanto acabar. Esa voz tendrá olor, olor a mares, sabor a sueños, color de vida. En sus manos traerá rosas deshojadas y con etérea pasión las lanzará al viento. Tomará tus manos y luego un abrazo que cubrirá tus penas, te besará sin pronunciar palabras y quedarás dormida en sus brazos. A partir de ese día no volverás a estar sola... omnipresente en tu vida por siempre estará, porque ese día reestrenarás tu vida para cumplir tu misión... amar y dejar sólo enterrada tu soledad –me dijo.

Amado mío, os aseguro que no sabía de qué me hablaba, pero ahora sé que esa historia si estaba escrita y qué usted es ese caballero que mi querida doncella refería en sus palabras.
Sepa usted que os escribiré nuevamente para hablarle de muchos otros cuentos que escuché de la ingeniosa amiga. Cuentos que escuché noche tras noche, aún después de que mi madre partiera a los cielos azules a contar historias a los viejos.
A cada instante grito a los cuatro vientos, a hombres y mujeres que yo le amo, pues he de preferir revelar esta pasión, a sufrir o enfermarme como me advirtió la talentosa e inolvidable Scherezade.

Por siempre suya.
Quien le ama,
su adorada Roxana.

No hay comentarios.: